No hay
traducción para Gestalt. Un conjunto. Para un alemán, puede querer decir forma o
“nosotros”, es algo así como una dupla de figura-fondo. Al igual que una cámara
fotográfica: sólo es posible ocuparse de una cosa a la vez, solo es posible “enfocar”
un determinado punto; esta cosa es la figura; el resto, todo el resto, es el
fondo de eso que me ocupa en este momento.
De
instante en instante, algo desde el fondo pasa a primer plano y se transforma
en
Figura, al
tiempo que aquella se resuelve o es vuelta al fondo.
De hecho,
estas dos formas son las únicas que podemos usar para pasar de una figura a otra.
La vuelvo al fondo o la resuelvo.
Una de las
expresiones gráficas más claras de este fenómeno, es el de los perfiles y la copa
(atribuidos a Dalí). Cada uno puede ver la copa en blanco (sobre fondo negro) o
los Perfiles en negro (sobre fondo blanco), pero nadie puede ver las dos
figuras a la vez. Es claro, ¿no?
Un ejemplo
práctico podría ser el siguiente:
Me estoy ocupando de una interesante conversación con vos. De
pronto, siento tensión en mi vejiga, que identifico con mis ganas de hacer pis.
No quiero interrumpir mi conversación y entonces, por un momento,
consigo mandar mis ganas de hacer pis de vuelta al fondo y mantener esta
conversación como figura.
Sin embargo, si la conversación se prolonga, llegará un momento en
que la necesidad de hacer pis se impondrá y ya no podré volverla al fondo.
La única posibilidad que tengo para poder atender la conversación,
es suspenderla por unos minutos para ir al baño y continuarla luego. De lo
contrario, no podré estar en ninguna de las dos cosas: ni con vos ni con mi
pis.
Una de las
características propias de la “neurosis”, esto es, conflictos psicológicos que
no se solucionan correctamente y escapan como actitudes o pensamientos dañinos,
es la interrupción.
Estar
interrumpido es hallarse en una situación donde dos figuras (o más) compiten
por
ser
resueltas. Dos contenidos se desplazan mutuamente, consiguiendo paradójicamente
permanecer
irresueltas.
Interrumpir,
paradójicamente, no es hacerte esperar unos minutos; interrumpir es seguir
conversando
con vos y estar pendiente de otra cosa.
Este tema
de las interrupciones es precisamente el tema fundamental para la Gestalt, las
situaciones inconclusas y los conflictos entre formas no resueltas conforman el
principal problema, así cuando estamos interrumpidos se pierde el “conectarse
con el aquí y el ahora” y por ende la capacidad de actuar.
En
1927 un investigador llamado Zaigernik realizó una experiencia que luego sería
confirmada por otros científicos del área de la conducta.
Zaigernik
tomó una muestra de la población al azar (incluidos niños, adolescentes y
ancianos
de ambos sexos) Dijo a los sujetos que les iba a proporcionar una serie de
tareas
(veinte)
para que completaran, y que cada una tenía un límite estricto de tiempo. Las
tareas
eran
la solución de problemas matemáticos, el ensartado de cuentas, la copia de
figuras y la
construcción
de objetos con cubos y otros materiales. Daba a los sujetos las tareas y
siguiendo
su plan, a una parte de individuos les cortaba a la mitad aunque se les
permitía
acabar
realmente. En la otra mitad, los sujetos eran interrumpidos antes de
finalizarlas,
dejándoles
suponer que el tiempo asignado había expirado. El verdadero experimento
comenzaba
aquí. Una vez completadas o interrumpidas las veinte labores, se les pedía a
los
sujetos
que hicieran una lista de las tareas en las cuales habían trabajado. El
resultado:
como promedio, los sujetos recordaban doble de tareas incompletas
respecto de aquellas
que se les había permitido completar. Muchos sujetos pedían al
experimentador que les
dejase acabar las tareas inconclusas (aun sabiendo que la
experiencia había concluido) para terminarlas. Y más aún, en algunos casos,
dejándolos solos en las mesas de trabajo, éstos revisaban entre los papeles las
tareas inconclusas y hasta registraban el escritorio del experimentador en su
busca, para poder terminarlas. El hecho de “recordar” mejor las
tareas incompletas que completas, conocido desde entonces Como el
efecto Zaigernik, se interpretó en ese momento como la pauta de que existía un
sistema de energía motivacional puesta al servicio de una tarea cuando esta se
comienza y que, por supuesto,
sólo se agota si esta tarea se concluye. En caso contrario,
permanece como energía flotante e indisponible para otras tareas.
Desde mi
propia manera de comprender el efecto Zaigernik, éste es el más claro ejemplo
de cómo
las situaciones inconclusas, si bien pueden ser postergadas y enviadas al fondo
de nuestra conciencia, quedan allí durante algún tiempo, pero antes o después
pugnarán por hacerse figuras para reclamar resolución.
Si desde
mi fondo, infinitas situaciones Pugnan por ser resueltas, no podré abocarme a
ninguna figura y mi capacidad de conexión con el aquí y ahora será nula.
Cada
conjunto de una figura y un fondo es una Gestalt. Cuando una situación se hace
figura, es
para reclamar una solución. Cuando postergo ésta (como el ejemplo del pis),
tengo
presente que en algún momento la resolveré y que si no lo hago, aquella
situación no resuelta se me impondrá cada vez, interrumpiendo el natural
devenir de los hechos en ese momento.
En cambio,
si consigo resolver cada figura cuando aparece, si consigo cerrar esa Gestalt
que estaba
abierta en la figura que reclamaba resolución, si consigo ocuparme de instante
en
instante de la figura, entonces, en ese momento en que la figura se resuelve y
antes de
que otra
figura (desde el fondo) ocupe el lugar... en ese momento, consigo la armonía
total...
la absoluta paz interior... el estado de Satori.
En
nosotros, los occidentales, este estado dura un instante, porque al instante
siguiente,
algo del
fondo se hace figura y el proceso recomienza.
Hasta que
lleguemos a esa posibilidad (cosa que dudo), tratemos de resolver cada vez
más
situaciones cuando surjan y recuperar una y otra vez la armonía entre
afuera-adentro y entre yo y yo mismo.
No te
interrumpas... date permiso... date tiempo... date lugar... date todo...
Finalmente,
tú eres, para ti, el centro del mundo en que vivís, así como yo soy para mí
El centro
del mundo en que yo vivo.
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